lunes, 4 de enero de 2016

Crónica de Alex Hyde en La Campana de los Perdidos (Domingo 4 de enero de 2016)

Alex sobre el escenario, armónica y guitarra acústica. Blanco y negro, contrastes, el salto cualitativo, hacia delante, asideros básicos. Alex ha vuelto a subirse al caballo y pule sus canciones con en cincel del solista. Llovía y había fuego de petróleo y heridas que esperaban mercromina en otras partes de la ciudad. Alex empezó con material nuevo: Canción del Pirineo, Libre de ruidos, Edificios nunca terminados que sonaron desnudos, quizá todavía con el temblor primerizo de las canciones que piden banda. Habrá que esperar. Porque es cierto que hubo momentos mágicos, el guiño a la parte más tenebrosamente naif de nuestra música con la versión de El bello verano de Family o la adaptación de Under the milkyway tonight de The Church, uno de los momentos más bellos del recital. Más temas nuevos: Craving y una versión de los mexicanos Zoe, Luna. Si un momento se puede considerar histórico en el recital de anoche fue sin duda cuando subió Santi Rex y ambos interpretaron El recuerdo de tus labios, una bellísima canción que abría el último LP de Niños del Brasil, Gémminis. Rex escribió una de sus mejores letras y anoche, por primera vez en directo, pudimos escucharla en directo. Escalofriante. Hubo un único recuerdo a su banda anterior, cuando el batería de Mister Hyde, Nacho Celaya, se puso al piano de la Campana de los Perdidos y comenzaron a sonar los acordes de El silencio entre nosotros. Una de las grandes canciones de la historia reciente de la música aragonesa y una demostración clara de que Mister Hyde se merecieron mejor suerte. Alex Hyde lleva años buscando una senda que una el ayer con el hoy, la belleza de los ochenta con la rabia de los noventa, Alex que vio la nueva ola de la nueva ola, acabó sentado en el rompeolas viendo como caía la bomba nuclear: Everyday is like sunday, el single que canonizó a Morrissey sonó, una vez más, en su voz. Inevitable hablar de los invitados, núcleo duro entre generaciones: Luis Cebrián haciendo Perfect Day de Lou Reed, la mezcla con All I want is you de U2, los dos empastados, en complicidad...la misma que con Luis Delso con el que interpretó el tema de Ryan Adams When the stars go blue. El final, tras una magnífica versión de Paloma de Andrés Calamaro acompañado por el suntuoso bajo de Ángel Julián de Voyeur, brutalmente honesta, Alex se quedó solo en el escenario y atacó un clásico imprescindible en su repertorio: There is a light that never goes out de The Smiths, una canción a la altura de la leyenda que crece. Y ante las peticiones del público, una década más y el fantasma de Richard Ashcroft con la versión de Drugs don´t work de aquellos míticos himnos urbanos. Alimento para las almas. Salimos de la Campana, ya no llovía, es una buena señal.  

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