domingo, 24 de enero de 2010

Recital de Juan Luis Saldaña y Enrique Cebrián, música de Luis Cebrián y amigos



Palabras: Juan Luis Saldaña y Enrique Cebrián. Invitados: Pablo Saldaña y Christian Peribáñez

Música: Luis y amigos (Luis Cebrián: voz y guitarra acústica, Pablo Malatesta: guitarra acústica, Juan Luis Saldaña: rapsodia, voz, guitarra, Daniel Cebollada: percusión y caída de huevos-con perdón-, Ricardo Fandango: melódica, piano, guitarra acústica y corazón, Ana Muñoz: voz, xilófono, guitarra acústica, percusión y clarinete)

Amistad, arte, rock y poesía, treintañeros ansiosos por comerse el mundo, la vida, por amar, abrazarse, rindiendo homenaje a sus maestros, ofreciendo todo lo que contiene su corazón a manos llenas... eso fue lo que se pudo ver el pasado sábado 23 de Enero en el escenario de la Campana de los Perdidos. Una mezcla de belleza y actitud que este humilde cronista sólo puede definir como histórica. Abrieron Louisiana Versiones en formato acústico, revisando en francés el clásico de Nirvana, Come as you are. Después el músico, periodista y escritor Juan Luis Saldaña se encargó de abrir el recital, sin miedo, con su emblemático poema Huye, una especie de manifiesto poético (con perdón), siguió Enrique Cebrián, una poeta de lo cotidiano, que es capaz de explicar el amor con palabras sencillas, de estremecer al respetable con la sobriedad del día a día. Compartieron sus últimas convocatorias, las obsesiones orientales, rindieron un merecido tributo a Manuel Martínez Forega, consiguieron hacer sonreír a una persona triste recordando a Poseidón y buscando en la agenda del móvil el número divino, como cabalistas de las palabras. El primer invitado de la noche, el poeta Christian Peribáñez, ejerció humildemente de rapsoda haciendo una versión. Fue el primer estadio antes de la continuación musical en la que Luis Cebrián se dejó acompañar de aliados y amigos, comienza con un homenaje, Puedes ir en paz de Nubosidad Variable, como si Ana Muñoz fuera Perla Batalla y Luis Cebrián engancha, abriendo la caja de bombillas, seguro que aún queda alguna sin fundir, con No hay valor compuesto junto a Ana Muñoz que le acompañó en voces y guitarra, complementados por el resto de los miembros de Louisiana (Daniel Cebollada en percusión y Richi Fandango en melódica y piano). Enrique Cebrián sube al escenario y recita un texto acompañado a la guitarra por Luis Cebrián, un fragmento inspirado en un tema de Bunbury, Aquí, que después completa acompañado por la voz de Ana Muñoz. El final del primer interludio musical fue con un tema de Experimentos in da notte, No le digas a Milenka que fumo, con Juan Luis Saldaña en la voz, Pablo Malatesta en guitarra acústica, Ricardo Fandango en piano y Ana Muñoz en voces y percusión. Una formación original para la banda de rock recitado Experimentos in da notte que promete mucho. Juan Luis Saldaña y Enrique Cebrián comparten generación, amor por la vida, actitud ante la poesía, recitaron a Miguel d´Ors, Joaquín Sabina, recordaron cómo mudan a otros lugares los reptiles, le dieron tiempo a los Manuales de Poesía para Zombies...subió Pablo Saldaña, tímido y complejamente absoluto, con unos versos surgidos del ADN mágico que impregna a las buenas familias. La segunda parte de Luis y amigos comienza con Feliz Daño Nuevo, un nuevo tema de Louisana, después una preciosa versión de Vetusta Morla, Copenhague, donde la extraordinaria voz de Ana Muñoz provoca escalofríos, mientras la guitarra y los coros de Luis Cebrián te hacen soñar con días mejores en otra ciudad. Y después un par de versiones del nuevo proyecto de Luis Cebrián, Cretino (en breve su primer EP: Todos los hombres de Creta), con Pablo Malatesta como instrumentistas, arreglista y productor, primero un tema de Adamo popularizado en España por Raphael, Mi gran noche, para el que Ricardo Fandango subió al escenario aportando su melódica. La maestría de Luis Cebrián para llevar a su terreno las versiones es impresionante, capta el espíritu y es capaz de convertir una canción que en su origen se construye sobre una orquestación mastodóntica típica de finales de los sesenta, en una fiesta pop mantenida con acústicas y tecladillo de juguete. Después se incorpora Pablo Malatesta a la guitarra solista y Juan Luis Saldaña a la voz para completar en formato trío un tema de Gabriel Sopeña, Cass, que popularizaron los Mas Birras. Un dueto arriesgado entre El Maquinista y Luis Taktak Cebrián pero que obtiene el sobresaliente gracias a la capacidad empática de dos artistas (Saldaña y Cebrián) que se conocen y quieren hace años. Después Juan Luis Saldaña, guitarra en mano, hizo magia con una bellísima composición propia, un hacedor de canciones maravilloso, con uno de esos universos personales que son tan cercanos que duelen. ¿el final? de manual, como debe de ser: Órbita de Nubosidad Variable (impresionante ver la última formación de los nubosos en el escenario de la Campana de los Perdidos, con Pablo Malatesta en la guitarra y Ana Muñoz, la corista que nunca fue, en versión acústica del Órbita 2020) y Juan Luis Saldaña berreando un fragmento de El Rayo Cae de El Niño Gusano, Los Anarkistas (aka I can´t get no satisfaction de Manuel Forega) de Experimentos in da notte e Invéntate un final, la única manera posible de poder bajarse con dignidad incontenible de un escenario. Si no sabes de qué hablo, es que no has visto a Luis Cebrián. Como dijo Juan Luis Saldaña: “Vosotros conocéis al personaje, yo a la persona, ¡jodéos!

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