Volvía Abraham Boba al que es su espacio familiar en la capital aragonesa, volvía con una banda muy sólica, con Eduardo Baos al bajo, Pablo Magariños en percusiones y Álvaro Segovia en guitarra, teclado ocasional y mucha actitud psicobilly, que resultó el sostén perfecto para que germinaran con fuerza las malas semillas de las canciones de Abraham Boba, voz, hammond y piano (ocasionalmente guitarra, mucho menos que en su anterior visita a Zaragoza). El concierto se abre con Como en Hollywood para ir desgranando temas de su último LP, Los Días Desierto e incursiones puntuales en sus dos primeros discos (ralentizando en tono pantanoso Las Hermanas Sánchez, explotando la electricidad psicótica de Juan y la Defensa, la belleza a lo Brel de Hagamos algo antes de morir, la valentía susurrante e intimista de Frío o el desborde narcótico de La Vigilia), en un compendio valiente y rugoso de canción de autor electrificada, de elegancia innata, como en la oscuridad benevolente de Otra canción de amor o la soterrada lectura del dietario personal que es Así se vive aquí. Abraham Boba juega con los versos geniales en Fin de año, es sardónico e imprevisible en Cosas que duelen, silencioso pero concluyente en Algunas pequeñas verdades domésticas. Ambientes de arrabal, contacto emocional y una capacidad de generar empatía sin igual para un directo contundente para una tarde de domingo.
Esto es un proyecto de diccionario de grupos aragoneses de todas las épocas y estilos (sobre todo pop y rock). Es un proyecto de Octavio Gómez Milián.
Sorprendente concierto para una soiré perezosa de domingo.
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