miércoles, 26 de diciembre de 2012

Envasado en hechos reales de Guisante (La Cafetera Atómica, 2012)


He rasgado el papel de regalo, he sacado el corcho de la botella, he mirado dentro de la chistera...perfumes para un arrebato, lenguas que surgen del bosque y me lamen en el cuello, detrás de las orejas. Envasado en hechos reales es el primer LP de Guisante, el proyecto de Rafa Domínguez (compositor, músico y productor de tantas bandas como su generosidad permite, aunque no puedo olvidar sus discos al frente de INK y, sin duda, acompañando a su amigo Sergio Algora en aquel elegante proyecto que se llamó Muy poca gente), recoge un repertorio heterogéneo (en lo temático y temporal) de temas compuestos a lo largo de los años. Un disco que comenzó a cocinarse en el año 2006 y que ha ido construyéndose con el buen gusto y la exigencia de Rafa, acompañado de una banda de lujo, amigos y confidentes. Un disco único, un disco mágico.

Ya con el primer tema, Judy Garland, nos damos cuenta de que estamos frente a un trabajo por encima de los demás...los metales hipnóticos, el jugueteo de la sección rítmica y los versos de Rafa Domínguez llevando un paso más allá la historia del Mago de Oz, latas y más latas acumulándose en busca de un corazón. El libro de los sueños, como la canción de amor definitiva, las mutaciones de los teclados, el bajo percutor y esa electricidad marca de la casa, aullante. Gaviotas en el café nos trae al Rafa Domínguez más oscuro, más de los noventa...el reverso negro de la vaina. Algunas canciones de Guisante llevan años bajo el plástico cómplice de nuestras vidas: Circo circular que conocimos en la voz de Bunbury, suena tan delicado como el estornudo de un hada, como una fanfarria enamorada de la violinista. Y en Casa desolada llega el momento de la psicodelia delicada, un tema en el que se muestra el Rafa Domínguez más superlativo como arreglista melódico y vocal: de Alfred Jarry a Syd Barret y tiro porque se me lleva la corriente. Buceador y buceadora, el momento pop poderoso de Guisante, una tarta dulce de melodía, de baile, de fiesta y palmas, después de tantos años uno no se cansa de escucharla en directo. Cajas de música y recuerdos borrosos de lo que sucedió al otro lado del espejo, eso es Conejo reloj...hay muchas noches cómplices comprimidas en esta miniatura de elegantes metáforas. El juego de arreglos de Junto a mi amor, otro tema clásico después de tantos años, el ritmo deshinhibido, el trombón, el fraseo de Rafa (que se descubre como el gran vocalista que ha sido, modulando sinuoso cada una de las letras), la rabia del sonido Washington que siempre amenaza con surgir. Hubo una vez una banda que se llamó Muy Poca Gente, mutantes de la vida, rabiosamente divertidos, judíos y conversos...comían caramelos en las noches, caramelos Chimos...luego soplaron un poco de arena de olvido en los ojos de las chicas y solamente unos pocos los recordamos. Canción redonda, todos los instrumentos dando paletadas perfectas de luz y color para que la canción nos permita recordar por qué esperamos que nuestro corazón siga latiendo para siempre. Qué violines, qué música...Y llega el penúltimo tema: Impermeable azul. Aún recuerdo aquellos tiempos de risas y noches empadas de ginebra. El azul de la vela, el azul de las lágrimas sobre su cuerpo desnudo. Me acuerdo de Sergio y escucho a Rafa junto a Bunbury, apretando los dientes frente al tiempo de los asesinos en una canción, Famous Blue Raincoat de Leonard Cohen, que cada hora que pasa es más suya, más nuestra. Disparen a Cohen, pero utilicen armas descargadas. Y el cierre con uno de los temas más recientes del repertorio, Romeo...un mantra acuático de guitarras acústicas, de cuerdas de nylon afiladas por la vida, la soledad del corredor de fondo, el acorde último de Narciso...tan bello que duele.

Un disco de dormitorios mágicos, de recovecos donde se cocinan lentamente pócimas extrañas, un disco que recoge extractos de una historia del rock y del pop en Aragón a través de las canciones de una de las cabezas más geniales y creativas que ha surgido en esta región en los últimos mil años.

No podemos olvidar el interesantísimo trabajo que han hecho desde Münster Studio con el diseño del disco, atrapando de manera absoluta la imaginería de las canciones.

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