sábado, 13 de febrero de 2016

Vulnerable de Mister Hyde(Autoeditado, 2007)

Portada del disco de Mister Hyde

Vi a Alex Hyde compartiendo  el otro día unas cañas  con EdSullivan (ahora De Vito) mientras contemplaban extasiados una actuación sorpresa de Dos Lunas en un garito del centro. Unos minutos más tarde me comentaba que para él las sesiones de pinchadiscos de Santi Rex eran de lo mejorcito de la ciudad. Mister Hyde es parte de la aristocracia rockera de la ciudad, de la sagrada Zeta. Y para refrendarlo -o como causa de ello- han grabado un pedazo de disco:Vulnerable. Un LP que trae el afán continuista que bebe de los penúltimos destellos ochenteros de Días de Vino y Rosas y comparte esa pulcritud en la producción –quizá, y esto es una crítica constructiva, peca de poco atrevida, un poco conservadora, les propondría a los chicos que se pusieran en manos de algún productor con personalidad más definida en el próximo largo… Nacho Serrano o Rafa Domínguez, por citar a dos de mis favoritos. Ellos les proporcionarían una producción más intensa, un sonido más personal. –que caracteriza el material de Volador y esa manera de depurar el pop desde el lado más emotivo que de vez en cuando destilan Nubosidad Variable. Estoy hablando de referencias aragonesas, porque lo que Mr Hyde quiere es sonar a The Smiths, The Church y –esto lo digo yo, porque soy un poco freak- esos dos primeros discos de La Unión (sí, sí, los dos primeros de la Unión tienen unas canciones excelentes) que poca gente es capaz de saborear. Letras con carga lírica -aunque esos títulos de las canciones, segunda crítica, son muy asépticos, demasiado simplones- que alimentan las canciones con un pulso poético, canciones que discurren entre seda y gasas gris, entre albas insomnes y primeras adicciones. Una banda a la que rendirse, una presentación gráfica deliciosa –chapeu al Colectivo Anguila por el trabajo realizado y a la banda por confiar en ellos- un disco que es un primer disco, con todo lo bueno y lo menos bueno que eso conlleva. Vulnerables a vuestro esplendor, muchachos, nos vemos en los sitios de siempre. Allí, donde mejor nos lo pasamos… sí, sí, en el Oeste nos encontrarás.

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