martes, 30 de junio de 2020

Reseña de Por hora, por día, por mes de Martín Barea Mattos (Autoeditado, 2020)


Por hora por día por mes | Estuario Editora

Gafas de Chico Buarque, acólito de futurismo desde una perspectiva retro, es un manipulador de la poesía al modo de tijera y bolsa de papel William Burroughs, en este material que se lanza al mar digital hay nylon y Santiago del Estero, hay azules y tango de navajo y cruz baja. En la lírica también puedes usar el sampler como en el tango. Puede funcionar si sampleas a Gustavo Nocetti y utilizas a los ángeles de Dolina como banda de acompañamiento. El pucho se pega a los labios y uno recuerda a aquella Pequeña Orquesta Reincidentes que hacía poesía de la ausencia de los besos. Martín Barea Mattos canta con fuerza de polaco y sencillez de queso, tomate y orégano. Prende, si, prende patacones para que la cama se caliente, porque el jugo de tomate se quedó frío. Autocracia es negro como el cóndor, percusiva como la copa de fernet que cae sobre el suelo, ladeado, mareado. Antes de que Hernán de la Vega se prendiera fuego frente a la Casa Rosada, todo es un parque de atracciones, todo es paridad, comprar zapatos en el Brasil, Martín Barea Battos tiene hambre y sed, camina sobre la guitarra que soñaba Manuel Moretti en el terror es plagio, en cada dedo tiene el recuerdo de un corazón en llamas. ¿Mújica Martínez bailando con un gólem en Belgrano? ¿El barrio o el acorazado? Eso no importa, solo hay que ser valiente y cuando llegue la parca esperar que Norberto Alonso te eche la pared al otro lado del cielo, sea Piazolla o Sabato. Uno ya no pone etiquetas, solo deja que la candombe le atrape y miren, sí, hay autos, jets, aviones...se está yendo todo el mundo.



Puede escucharse aquí

1 comentario:

  1. Gracias por tan generoso comentario. Un abrazo desde el nylon de agua del Rio de la Plata!

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