Mediapunta ya no juegan en divisiones inferiores, han creado su propio campeonato en una división paralela de aullidos, picaduras y delanteros con el cerebro quemado que no asumen su decadencia. Mediapunta es al deporte como Maradona a la vida, intoxicación y aceleración. No sabes si estás siguiendo a un ídolo o estás siendo parte de la función de un clown. Tengo cuatro canciones, me prometieron dos más. La dosis anda escasa, pero Fantasma lleva el ritmo adecuado para ser píldora asesina, de leche y drugos pasados de vueltas, guitarras afiladas y una sección rítmica contundente con Diego Ibáñez emulando al mejor Jam Albarracín juntando su voz con la de Francho y cía. Traición suena ochentera, suena a los Vegetales o a los Zoquillos cuando iban de pervitín y se disfrazaban para destruir con un tratado de Adolf Loos en la mano. De Tumbaos hay videoclip, porque Mediapunta es la generación que lo registra todo, trabajando el workinprogress sin descuidar los detalles, el fraseo de Francho ha mejorado desde los tiempos del Gol de Nayim y es uno de los mejores activos de la banda junto a la solidez instrumental, sencilla y funcional, Tumbaos es una nueva revisión de La Playa de los Planetas en clave tóxica y sin metáforas, una canción tormentosa, cuando ya no hay que escuchar la voz de nadie para sentirse abandonado, vale con una mensaje de whatsapp. Boca de serpiente es el cuarto tema de Espíritu Olímpico y es un medio tiempo energético y macarra que solamente se desluce en una indecente rima consonante, pero siendo que Nacho Canut o Abraham Boba lo llevan haciendo décadas, quién soy yo para decir nada, ni que me dedicara a los sonetos. Yo me escapé de las fauces de la noche y ahora recibo avisos de madrugada de generaciones posteriores. Por eso agarro a Román, que tiene nombre de canción, y bailo en mitad de una habitación perdida de un pueblo lejano de cualquier lugar de ojos en blanco y puños en alto, pero sigue valiendo al aceleración primigenia cuando uno escucha Una gran cacería. Eran dos canciones que no iban en la botella que me llegó a esta orilla...la otra, El parque, ya avisan en las redes que tiene parte del cruce entre los Teenage Fanclub y Big Star, entre el Glaswow Rangers de Brian Laudrup y Jon Auer tratando de despertar a Alex Chilton porque tiene que acabar de producir a los Cramps. En El parque la riqueza melódica y las capas de guitarras y voces crecen con elegancia y demuestran que Mediapunta puede seguir dando mucho juego en los próximos años, quizá sea uno de los mejores temas de la banda, que pivota con gracia entre los garajes y los áticos, entre el subterráneo y la psicodelia alucinada.
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