Y abrimos el LP, y ponemos la aguja y
una guitarra aparece por arte de magia y pensamos en John Fogerty
mirando las vías del Tren. ¿Se puede ser un beatnik en un
pueblo? ¿soñar en huir cuando la llegada del fin de semana es una
celebración pagana? La miniatura habitual, mirar con calma por la
ventana es una acción de rebeldía. Metales y palmas, palmas y
metales, fiesta en la casa nueva. Canciones de una sola palabra, como
si la evocación no fuera un arte, más bien un ejercicio de estilo,
seguimos hacia Ladera donde la estructura melódica se cruza
en esa afinación imposible tan del gusto de los fans (¿todavía
quedan fans? Espero que sí). En Balcón las guitarras crujen
como si alguien hubiera dejado caer sobre sus cuerdas el agua de un
estanque, los sintetizadores afónicos contribuyen al goteo de los
silbidos y el banjo rebana con su alma de cuchilla el abrazo entre
los protagonistas de la canción. Con Extraños uno parece
reencontrarse con un viejo amigo, uno con el que todavía tienes
fotos reveladas, en esos años de pandereta e inmortalidad, del gris
al sepia, de la memoria a los efectos sonoros juguetones, casi
salidos del recuerdo de una película de Flash Gordon. Me gusta
pensar que Armonio es una canción de amor. De amor a Nico,
el último vampiro amable de Berlín. Abrimos los tubos y soplamos,
un boca a boca emocional, un manual de instrucciones. Folk, antifolk,
susurros, la Imprenta. Me gusta cuando Kiev cuando nieva
se ponen festivos, cuando se manchan las manos de Barro y
deciden que el pop es una burbuja que conviene soplar de vez en
cuando. Los ojos pequeños que hay tras las gafas oscuras, Roy
Orbison, el Mayor Tom, Luis Alberto Spinetta...la voz de
Spinetta, en los ojos cansados siempre hay algo de incendio,
todo por culpa del Fuego. En el caos surge el ritmo, en la
contemplación, en el dejar pasar el tiempo, en las baterías que
suenan como latidos del corazón de un adolescente enamorado, todo
junto, esperando el milagro, con heridas en la Rodilla. En
Vigilante las acústicas crepitan bajo la luz directa del sol,
los instrumentos de válvulas abren el abanico de la vida, como si el
vapor fuera el combustible último para los orfebres. El cierre con
De tarima, una canción hermosísima, las palabras escritas en
el encerado...me recuerda, vuelvo otra vez, al flaco Spinetta:
No te alejes tanto de mí.
Canciones de pasillos, de mascotas
inexistentes, un disco solemne, íntimo, donde los detalles se
personalizan para cada oyente. Siguen amasando las canciones con la
levadura del buen gusto. Únicos.
De tarima se publica el próximo martes 7 de mayo. Tendremos a 2/3 partes de la banda en Espíritu Margot de Comunidad Sonora esa misma noche para presentar el disco.
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