domingo, 17 de junio de 2012

Reseña Dónde está lo que un día fuimos de Mi Pequeña Radio (Bohemia musica-EMI, 2012)



Mi Pequeña Radio, el proyecto de David Tabueña, oscense instalado en Madrid, antiguo líder de la banda Less, entrega su segundo LP en el que Tabueña se acompaña de Axel Velasco (bajo) y Carlos Palop (guitarras y coros).



El comienzo tóxico de Esquiando golpes es un golpe sobre la mesa, de electricidad aullante, de guiños satánicos, con un punto vocal perfecto. Valor galáctico comienza con un punto acústico y confesional, con gusto exquisito en los coros para subir la intensidad y añadir trepidación para comienzo de disco realmente apetitoso, empastando las guitarras de maravilla con pinceladas de teclados. Prestidigitador de décadas y estilos, David Tabueña sabe jugar y ganar en las apuestas por el arreglo perfecto y la melodía exacta, épico al modo The Cure en Tu mejor pesadilla, tejiendo una red narcótica y arácnida para volver al pop jugoso de Dios&Satán, abriendo las ventanas a todas las tentaciones del mundo. Velvet Leon, el eterno Peter Pan, la banda de rock contra el mundo, con zarpazos perfectos en la pared de los camerinos y La reina magnética, crónicas nocturnas de alta tensión emocional, arpegios mántricos para un tema que se mastica en cada estrofa. Un piano perezoso abre Si no me has matado, volviendo al tono confesional de todo el disco, que ruge como una marabunta devastadora en un medio tiempo magnífico. Mi Pequeña Radio despaña en la parte final del disco un tríptico escondido: el ataque de las mil aves, continuista con el tono del disco y donde los ruidos sintéticos entregan una especia diferente, Una espera inesperada, surgiendo desde las catacumbas de la garganta de Tabueña, que se muestra como un intérprete arriesgado, amasando capas y capas de voces y guitarras para enlazar con el guiño final, Quisiera saber, un tema de temblor, de esqueleto escondido, de guitarra de palo para cerrar un LP notable.



Dónde está lo que un día fuimos es un disco confesional, de factura perfecta, variado dentro de su intención continuista y compacto, donde lo anglosajón se junta con la tradición del pop español de los últimos treinta años, un disco en el que solo encontramos un pero: unas letras eficaces pero que piden una mayor profundidad para mantenerse definitivamente alejado del tópico.

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