domingo, 4 de junio de 2017

Crónica Gabriel Sopeña en Las Armas (4 de junio de 2017)

Resultado de imagen de gabriel sopeña directoGabriel Sopeña volvía a los escenarios aragoneses con banda eléctrica en la presentación de su primer material en solitario desde hace casi tres décadas. Las Armas, un lugar perfecto para la propuesta de poeta electrificado que es Sangre Sierra, lucía sus mejores galas en una noche de azules y negros.



La banda solvente, las guitarras poderosas, como siempre Jorge Gascón efectivo y curtido y una sección rítmica que acompaña a los mitos de nuestra región de manera regular: Mata&Fletes. Extrañé quizá una mayor presencia del hammond, de un órgano fronterizo pero fue la guitarra la protagonista, la guitarra y la voz de Sopeña que ha ganado en matices y crece con la madurez de un Neil Diamond renacido. Por sentir, Esta voz (cercano al crooner que nunca fue, al confesor espiritual de los grandes, Cohen o Trenet) y Como antorchas, para repasar el sobresaliente Sangre Sierra, un disco heterogéneo y que fue la columna vertebral del concierto del sábado. Pinchando el arpegio con Cass, solo, sin más, enamorando mil veces a su ciudad con Ella conducía un Chevy Rojo.

La belleza que inunda el escenario cuando Gabriel vuelve a Lisboa, la rabia de los versos que se mastican, Muñoz Molina y Jose Alfonso. Más Brel que Brel en la recuperación de Con elegancia, de aquel hermoso segundo disco de poetas. La incursión en el repertorio menos conocido de los Mas Birras llegó con Promesas rotas, con un arreglo de sabor cubano donde la mano de Ludmila Merceron y la poderosa El hombre del tambor, donde el espíritu de San Shepard sobrevolaba una interpretación rotunda.

Sopeña, de paleta plena, es capaz de agarrar la armónica y la acústica y como un Woody Guthrie postmoderno estremecernos con Un acto de fe, quizá el momento cumbre del concierto.
o llevarnos a un éxtasis filial con El brillo del volcán (la última de las grandes canciones de Sopeña, a la espera de la siguiente remesa).


El cierre con Apuesta por el rock and roll, un tema nutritivo, un tema inevitable. Sopeña de blanco y pulido, de acústica y elegancia. Poco más que decir. Sombrero y Dharma. El panteón está completo.

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