sábado, 30 de marzo de 2013

El amor y las mayorías de Tachenko (Limbostarr, 2013)

Éramos jóvenes y una tarde en el Fantasma de los Ojos Azules (el nuevo, no éramos tan jóvenes) hablaba con Sebas Puente de Remonto y del Señor Chinarro...hablábamos de Señor Chinarro con la esperanza de las minorías: hoy abre el disco con Campos de Marte y los guiños ya no me impiden cerrar los ojos, hay suficiente luz. Esa apertura ripiosa (con sonrisa) y abierta me recuerda al nuevo Luque, armado de fuego para apagar los incendios. Una píldora pop y continuamos con Suerte y relámpago, también elegantemente resuelto con la habilidad de amanuenses pop de los zaragozanos. Cambian de registro con Dame una pista, amor sintético para tiempos de baile...¿una canción tecno, disco, soul? Es una canción de Tachenko y poco más que decir (en realidad hay tiempo para las palmas en casi todos los momentos de una vida). En Levántate las cosas se ponen más serias, casi con un punto épico, que nos lleva hacia unos Módulos cantando canciones de Serrat al modo de Dylan y los Byrds. En este disco de Tachenko el esquema de guitarras y voces aumenta con detalles exquisitos de teclados y pianos, de capas de guitarras y, como siempre, una sólida base rítmica. No hace falta ir muy lejos para emocionarse, porque Mi amor, las mayorías, juega con la trepidación y la pasión por Los Canarios con un dulcísimo fraseado punteado por una percusión delicada que nos permite profundizar en un espacio distinto a los escuchado antes en los Tachenko: Lounge, Burt Bacharach, Sergio Pángaro... a continuación, y como un interludio, el instrumental Genzor cabalga, un recuerdo a uno de los personajes más activos del mundo pop aragonés, el locutor, pinchadiscos y coleccionista Alberto Genzor (un abrazo para ti, man, seguimos aprendiendo). Maravillosa melodía... y abrimos la cara B del LP con Estados libres de la Unión, devolviendo las sonoridades más Tachenko, voces empastadas, guitarras y seguimos hacia delante, una muesca más en la búsqueda del estribillo perfecto. Lo mismo con Las cárceles o Mundo Apache, aunque esta última, con los metales haciendo de contrapunto, elevan la nota hasta el sobresaliente. Mundo apache, canción perfecta, metafórica y melódicamente...mientras mueves los pies marcando el ritmo busco tu mano en la oscuridad del cine o bajo la barra del bar, tú y yo silbando a la vez la melodía de las trompetas. Error, error para tomar el aire y seguir hacia delante con Vendaval, intenso, con un pie puesto en el acorde de Lapido y la garganta del guerrero García...y eso es hermoso, esta noche o cualquiera. El cierre para Clint Barton, para el Ojo de Halcón por el que todos pasamos. Electricidad ácida para dejarnos una sonrisa en la boca...y en la radio nadie sabe muy bien qué está pasando.

La producción de Rafa Domínguez, que sigue creciendo, ha dotado a Tachenko de un sonido preciso, con las voces en perfecta sintonía con las guitarras, batería y bajo contundentes y algún regalo en forma de trompetas, pianos y percusiones que suman hasta llevarnos al disfrute global. Un disco pulcro, elegante, ingenioso. Con grandísimos aciertos como Levántate o Mundo Apache, con temas desgarrados como Vendaval y miniaturas eternas como el instrumental Genzor Cabalga. Un disco emocional para un tiempo complejo. Mayores y menores, en la distancia esperamos, algo está por llegar.

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