Éramos jóvenes y una tarde en el
Fantasma de los Ojos Azules (el nuevo, no éramos tan jóvenes)
hablaba con Sebas Puente de Remonto y del Señor
Chinarro...hablábamos de Señor Chinarro con la esperanza de las
minorías: hoy abre el disco con Campos de Marte y los guiños ya no
me impiden cerrar los ojos, hay suficiente luz. Esa apertura ripiosa
(con sonrisa) y abierta me recuerda al nuevo Luque, armado de fuego
para apagar los incendios. Una píldora pop y continuamos con Suerte
y relámpago, también elegantemente resuelto con la habilidad de
amanuenses pop de los zaragozanos. Cambian de registro con Dame una
pista, amor sintético para tiempos de baile...¿una canción tecno,
disco, soul? Es una canción de Tachenko y poco más que decir (en
realidad hay tiempo para las palmas en casi todos los momentos de una
vida). En Levántate las cosas se ponen más serias, casi con un
punto épico, que nos lleva hacia unos Módulos cantando canciones de
Serrat al modo de Dylan y los Byrds. En este disco de Tachenko el
esquema de guitarras y voces aumenta con detalles exquisitos de
teclados y pianos, de capas de guitarras y, como siempre, una sólida
base rítmica. No hace falta ir muy lejos para emocionarse, porque Mi
amor, las mayorías, juega con la trepidación y la pasión por Los
Canarios con un dulcísimo fraseado punteado por una percusión
delicada que nos permite profundizar en un espacio distinto a los
escuchado antes en los Tachenko: Lounge, Burt Bacharach, Sergio Pángaro...
a continuación, y como un interludio, el instrumental Genzor
cabalga, un recuerdo a uno de los personajes más activos del mundo
pop aragonés, el locutor, pinchadiscos y coleccionista Alberto
Genzor (un abrazo para ti, man, seguimos aprendiendo). Maravillosa
melodía... y abrimos la cara B del LP con Estados libres de la
Unión, devolviendo las sonoridades más Tachenko, voces empastadas,
guitarras y seguimos hacia delante, una muesca más en la búsqueda
del estribillo perfecto. Lo mismo con Las cárceles o Mundo Apache,
aunque esta última, con los metales haciendo de contrapunto, elevan
la nota hasta el sobresaliente. Mundo apache, canción perfecta,
metafórica y melódicamente...mientras mueves los pies marcando el
ritmo busco tu mano en la oscuridad del cine o bajo la barra del bar,
tú y yo silbando a la vez la melodía de las trompetas. Error, error
para tomar el aire y seguir hacia delante con Vendaval, intenso, con
un pie puesto en el acorde de Lapido y la garganta del guerrero
García...y eso es hermoso, esta noche o cualquiera. El cierre para
Clint Barton, para el Ojo de Halcón por el que todos pasamos.
Electricidad ácida para dejarnos una sonrisa en la boca...y en la
radio nadie sabe muy bien qué está pasando.
La producción de Rafa Domínguez, que
sigue creciendo, ha dotado a Tachenko de un sonido preciso, con las
voces en perfecta sintonía con las guitarras, batería y bajo
contundentes y algún regalo en forma de trompetas, pianos y
percusiones que suman hasta llevarnos al disfrute global. Un disco
pulcro, elegante, ingenioso. Con grandísimos aciertos como Levántate
o Mundo Apache, con temas desgarrados como Vendaval y miniaturas
eternas como el instrumental Genzor Cabalga. Un disco emocional para
un tiempo complejo. Mayores y menores, en la distancia esperamos,
algo está por llegar.
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