Hemos leído un fragmento, el
correspondiente al año 1994, del texto que escribe Jose Lapuente,
cantante y letrista de Proscritos, en su aportación al libro Poesía
en el rock del año 1994. Esta noche hablaremos de aquel libro, un
rara avis, editado en la colección de poesía de Drume Negrita junto
al bar Interferencias y que recogía parte del buen hacer como poetas
del rock de gente como el mismo Lapuente. Esta es la noche de la
poesía y el rock
En aquella época Amaral no era demasiado conocida, pero ya se
veía que su futuro como letrista y compositora iba a ser notable. El
ambiente más rockero de la ciudad se juntaba en el bar
Interferencias bajo la protección de un mito de la noche zaragozana,
Jesús María Petit, que firma el prólogo, realiza una serie de
conciertos acústicos donde la literatura y la poesía son muy
importante. Y después dentro de la colección drume negrita, una
antología de aquellos textos. En aquel libro aparecían algunas de
las bandas y compositores más importantes de comienzos de los
noventa en Aragón: Cuti, Mariano Chueca de Distrito 14, por supuesto
Gabriel Sopeña...gente como Al son del sur...una selección
ecléctica para un libro raro...de Gabriel, además de poemas y
cartas, aparecía este clásico que Sopeña grabó con el Frente y
que Loquillo llevó a su terreno en aquel momento mágico que fue La
vida por delante...Cantores
No podía faltar la lírica
velvetiana...la pluma de Jesús López, en todas sus bandas: Lágrimas
de mermelada, Club Eléctrico en los noventa, como compositor de
Malamente o sus últimas encarnaciones al frente de El Galgo Rebelde
siempre han sido tóxicas, intensas...en aquel momento, Jesús
publicaba una serie de maquetas con su proyecto Club Eléctrico, uno
de los combos más interesantes de la música aragonesa de los
noventa y en aquel libro aparecía la letra de Sótanos del cielo y
por supuesto, de aquel seminal Silvia, que había grabado con
Lágrimas de mermelada en el recopilatorio Sangre española:
Y no solo había representación
aragonesa en los textos de aquel Poesía en el rock, también habia
gente de fuera: Aurora Beltrán de Tahures Zurdos (siempre muy
relacionada con la escena aragonesa por su amistada con Gabriel
Sopeña y Jose Lapuente) y un gran maldito al que aprovechamos este
momento para reivindicar: Javier Baró. Baró, compositor y cantante
al frente de bandas míticas como Primavera negra y los Tormentos.
Baró fue el productor de Proscritos en sus primeras grabaciones en
el recopilatorio Sangre española (imagino que al ser Baró de Lérida
y los Proscritos de Binéfar el intercambio era frecuente), Baró en
aquel año 1994 acaba de publicar su primer disco en solitario, Blues
de las muescas y sus textos aparecen en el libro, junto a un largo
poema...si te parece bien, y puesto que este verano he encontrado un
single de Primavera negra rebuscando en las viejas cubetas, Ciudad
tambor, lo vamos a escuchar...
Un libro irrepetible, para una época
irrepetible...era rock, era poesía beatnik, era el comienzo de los
años noventa y todo el mundo quería arrasar con los ochenta,
asimilar los conocimientos adquiridos y saltar hacia delante...Héroes
del Silencio, las Novias o Niños del Brasil publicaban sus trabajos
en la parte más oscura de la ciudad y un joven Sergio Algora junto a
su compinche Vinadé, preparaban el viaje de psicodelia y humor que
iba definir la independencia en Aragón al frente de El Niño
Gusano...también estaba el mestizaje desde Huesca, el final de los
Mestizos de Javierre, el advenimiento del hiphop y la
electrónica...mil cosas en una región que comenzaba a vivir su
década maravillosa y que este libro, del que este año se cumplen
veinte años iba a registrar un fragmento, un instante de esa época.
Nos despedimos con uno de los textos que aparecía del bilbilitano
Ángel Petisme, uno de los más notables poetas y compositores de la
región, que aportaba Los nadadores, una de sus más bellas
canciones, que había aparecido en su LP Turistas en el paraíso del
año 1992, una toma en directo de Los nadadores...
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