Secreto a voces, las canciones pasan
frente a ti como arrastradas por el viento. Calavera utilizar el
descanso, la respiración, como un instrumento más. Salvaje golpea
con delicadeza en la memoria a través de filtros y filtros de
recuerdos. Escalador incide en la faceta más pop de la banda, con
juegos de voces, reflejos del sol en la nieve. ¿Una mixtape para la
biografía de Gino Bartali? Dicen que los grandes campeones pasan por
la Casse déserte del Izoard en solitario. Yo lo creo. Como creo que
Meridiano mira hacia el oeste. Con precisión milimétrica se traza
la línea clara en un mapa. Como un tipo que escribe poemas en los
márgenes del libro de geografía de segundo de bachillerato...algún
día tendremos que parar, pero por hoy, nos conformamos con
sobrevivir, la verdad. Una cumbre perdida es lo más cerca del cielo
que uno puede estar y una estación espacial el último lugar del
mundo donde esperarías encontrar a un antiguo Dios en pleno ataque
de ansiedad. A través de las ventanas de la nave puedes ver un
planeta que no es el tuyo y susurras la letra de Antipánico mientras
Calavera interpreta en riguroso playback la tonada. Y el cierre para
la perplejidad: si uno no se reconoce a sí mismo en su propia foto
de carnet, quizá lo mejor sea evitar los Fotomatones. Una y otra
vez, el nylon es tu amigo, el eco te recuerda a tiempos mejores que
nunca pasaron. No hay fiebre si tu piel está cubierta de mercurio.
Envuelto en un diseño delicado y
sugerente obra de Álvaro Ortiz y Erica Fustero, el disco de Calavera
se convierte en un objeto inclasificable, como un tesoro escondido en
una biblioteca desconocida. Grabación del año, sin duda. Belleza
incalculable.
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