Nunca vas a poder mirarle igual a la
cara. Porque Copiloto es el mismo y ya no lo es. Porque las canciones
son tan grandes como la vida, pero la explosión de electricidad es
de un color púrpura, de frío y acero fundido. Copiloto abrasa desde
los surcos del vinilo en el mejor disco de su vida.
El disco se abre y se cierra con la
capa de guitarras y sintetizadores, una épica sinfonía de sonidos y
baterías...las guitarras crujientes, la voz tratada casi de manera
industrial en Miedo. El Copiloto pop ha muerto, viva el
Copiloto total...ruidos, voces infinitas, krautrock alemán,
violines...ese comienzo entre Eno y Daniel Lanois de Los puentes
hundidos, pero como no podía
ser de otro modo, el fabricante de estribillos perfectos que vuelve a
aparecer ¿Cómo puedes
llamar a esto estar vivo?
. El piano doblemente
fantástico de Tu Cara cuando miras y
el comienzo marciano, lunar, de lámpara de Aladino que es Fulminado.
Como si cayeran gotas sintéticas sobre el suelo, como si las
percusiones sostuvieran como titanes nuestras vidas, sube la guitarra
un poco más que va a empezar la tralla, Copiloto confesional,
Copiloto sobre el alambre, Crecer es matar a un niño.
Copiloto lee y se pone confesional, casi de anti-folk, guitarra de
palo, al final de la primera cara o al principio de la segunda con
Ella dice.
Un guiño a Easton Ellis y los viejos lugares de paso en garitos
oscuros en Uno vs El mundo formal.
No me reconozco nos
trae, parece que de manera deliberada, al Copiloto más conocido:
utiliza los modos clásicos para una mirada hacia atrás. Las
canciones de Los Puentes Hundidos pivotan entre la reflexión
postmoderna y el diálogo con el espejo, porque al final los que nos
rodean y amamos no son más que reflejos de uno mismo. Maduro,
inconformista, Javier Almazán ha construido una carrera con un punto
quijotesco pero de una sinceridad abrumante. La guerra por mi lado es
un ejemplo de esto último. El cierre, como no podría ser de otra
manera, para cualquier miembro de la tribu de la música pop, es un
semi instrumental que conecta con el comienzo del LP. Al fin y al
cabo estamos hablando de discos redondos, ¿no?
Un
disco maravilloso. La producción de Pablo Malatesta, siempre
valiente, siempre salvaje, ha permitido dar un salto cualitativo a la
capacidad compositiva de Copiloto. Con la gente del núcleo duro:
Javi Polo en batería y diseño, Jorge Pérez en el bajo y las
producciones adicionales de Rafa Domínguez y Paco Loco, son el
equipo perfecto para este empujón abisal a música pop en Aragón.
El silencio de los cobardes encumbrará esta grabación los próximos
años.
Háblanos del parto de este disco
maravilloso: empiezas trabajando las maquetas con Pablo en su estudio
Rothaus y allí imagino que va tomando forma. Luego bajas junto a
Pablo y Javier al Puerto de Santa María con Paco Loco y cuando todos
pensábamos que estaba la costa terminada aún sacas ganas, tiempo y
paciencia para meterte a grabar
Estamos hablando de experimentación y
de miradas a los noventa, a la electrónica...pero al final, siempre
me queda la sensación de que no sabemos muy bien qué hubiera
acabado haciendo John Lennon si no lo hubieran matado hace más de
cinco lustros. Creo que se hubiera parecido mucho a Los puentes
hundidos.
Javier Almazán estará el próximo martes 5 de mayo en Espíritu de Margot presentando su nuevo LP.
15 de mayo en la Lata de Bombillas y el 22 de mayo en el 21 de Huesca para la presentaciones
Otras reseñas: Zaragoza Feliz Feliz o Pablo Ferrer para Heraldo de Aragón
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