Todo
comienza con frío de vivir
Castán,
Carlos. Su nombre empieza sonar unos años antes cuando Ocaña, el
director de Onagro (entonces Zócalo) uno de los grandes de esta
región edita Frío de vivir El libro que se distribuye solo por
Aragón interesa a La Editorial Emecé (Salamandra) y se llega a un
acuerdo con editor y autor para retirar la edición y sale ya a nivel
nacional como Salamandra. Castán lo presenta en Madrid, con Soledad
Puértolas y las reseñas en Babelia y el resto de suplementos son
muy generosas.
Espasa
ve en Castán un escritor con trayectoria. Su prosa es poderosa,
poética, melancólica. Se compromete con ellos. El siguiente libro
será Museo
de la Soledad.
El
proceso de escritura:
Carlos
Castán comienza a escribir los relatos a largo de 1998 y 1999. Uno a
uno. Nunca trabajando dos a la vez. Castán daba clases en el IES
Pirámide de Huesca. Allí da clases de filosofía durante tres
lustros. Lee a Marguerite Duras, con ese tono de Hiroshima Mon Amour,
relee a Cortázar, Manuel Puig, Carlos Fuentes. Está atento a lo que
escriben los que son coetáneos como Lorenzo Silva, Marta Sanz,
Loriga, Mañas, Óscar Esquivias, Luisa Castro, Casavella, Cercas.
Descubre un libro, "Helena o el mar del verano" de Julián
Ayesta que supone una sorpresa por su anacrónica influencia
imposible (el libro se edita en 1952). Yo, modestamente, veo también
una cercanía a la obra magna de Muñoz Molina, “El invierno en
Lisboa”. Una vida familiar y tranquila pero extraña el Madrid de
su juventud. Como otros artistas y escritores tiene que huir de su
barrio, de sus calles para sobrevivir. Los padres de Castán son
oscenses, él llega a Madrid con nueve años, así que los escenarios
de los cuentos son Madrid, Huesca, también Biscarrués (el pueblo de
su padre) o Zaragoza. Castán utiliza espacios que conoce bien y los
dota de un aura que mezcla los elementos autobiográficos salpicados
de historias imposibles, que nunca ocurrieron. De nuevo es una autor
que coloca su entorno cercano en un lugar preponderante. Habla de lo
que conoce y eso lo hace más bello. El momento más intenso en lo
emocional es el relato Silencio tan de Silvia, dedicado a una
historia de verano de su hermano José Miguel (Muerto en accidente en
1988 y al que dedica su libro). Hay separaciones que se producirán
en el futuro, amores que tardarán unos años en acabarse, historias
que se adelantan, corazones que se demoran en pararse.
En el año 2000 aparece museo de la soledad.
La
historia del libro: La primera edición (y la segunda)
El
libro se presenta para la prensa en el Hotel Ritz de Madrid. Juan
Bonilla, que se había mostrado entusiasmado por el anterior libro de
Castán. Publicado
por Espasa, Madrid (2000)Museo
de la Soledad sigue creciendo y es Silvia Sesé la que se interesa
por el libro para incluirlo en el catálogo de Círculo de Lectores.
Sesé actualmente es editora de Anagrama pero por entonces ser parte
del Círculo de Lectores era algo muy imporante por el número y
variedad del público al que llegaba. Publicado
por Círculo de Lectores. (2001)
Castán
es un escritor lento. Su forma de escribir le lleva a procesos de
escritura febril en un estado de melancolía y en otros casos de
paralización creativa casi ansiosa. Siete años hasta que aparece su
siguiente libro Sólo de lo perdido que coincide con la segunda, en
realidad la tercera oportunidad de un libro maravilloso:
Algunos
años después: TROPO
Unos
cuantos años después, en el 2007
TROPO
(por entonces Mario de los Santos y Oscar Sipán) preocupados por la
efímera duración de los libros y el ansia y el hambre del mercado
editorial deciden montar una línea editorial, una colección que se
llama Segundo
Asalto,
reeditando obras difíciles de encontrar en librerías. La inaugura
Museo de
Soledad.
La relectura hace de ese libro que se le reconozca críticas
entusiastas de gente como Juan Bonilla, Lorenzo Silva o Rosa Regàs.
¿Por
qué Museo de la Soledad?
Museo
de la Soledad, como antes Frío de Vivir, con su manera poética de
tratar las relaciones, de observar el paisaje, son libros
extrañamente canónicos para una generación que creció sin la
posibilidad de extrañar Lisboa o París porque comenzaban a estar
demasiado cerca. Que buscó en los rincones de sus calles, en las
caras conocidas, las aventuras, el amor que les faltaba en sus vidas.
Que creó veranos eternos en los Pirineos o en Salou y que saludaba
la vida cotidiana, el trabajo, las clases, como algo con un punto de
magia, de rutina alimenticia y también emocionante. Sigue siendo un
libro emocionante, un libro de esos en los que se puede vivir dentro
años y años, incluso no salir nunca, porque aunque dentro las nubes
sean siempre grises la tormenta al descargar limpia el corazón de
miedos. Museo de la Soledad es un libro de culto, medio secreto,
tiene algo de material para iniciados, es uno de esos libros
gasolina, queroseno, chispa y combustible si uno se pone a escribir.
Antes
de despedirme quiero darle las gracias a la
Biblioteca de Ateca
porque nos ha suministrado un ejemplar de Frío de Vivir (Museo de
Soledad lo tengo en mi biblioteca de esenciales a pesar de tener la
mayor parte de mis libros en una mudanza) y por supuesto al señor
Castán
que amablemente conversó conmigo para esta pieza.
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