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domingo, 8 de septiembre de 2019

S02E01 Cronolector: Ropa tendida de Eva Puyó


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Comenzamos una nueva temporada del Cronolector en la Torre de Babel que dirige y presenta Ana Segura en Aragón Radio. Una vez al mes recuperaremos alguno de los libros más importantes de las cuatro últimas décadas en nuestra  literatura. Nuestra primera entrega es este Ropa tendida de Eva Puyó editado por Xordica.

Descargar aquí


"La ciudad nuncaduerme", de Violadores del Verso. (Era amigo del hermano de Eva Puyó y algunas veces iba a su casa. Son del barrio de la Jota, la frase: “"el 32 no pasa", que hace referencia al autobús que conecta el centro de la ciudad con el barrio de La Jota, que está en la margen izquierda del Ebro. Eva tuvo que recorrer la interminable Avenida Cataluña de noche, siendo una adolescente porque hacía tiempo que había pasado el último autobús...esa vuelta al hogar familiar, los deseos y los sueños propios de un adolescente recorren el libro)

En esta nueva entrega, la primera de la temporada, vamos a recordar un libro muy especial, el primero (y por ahora último y único) de una de las autoras más interesantes de nuestra literatura: Eva Puyó y su maravilloso Ropa tendida.



Eva Puyó había querido ser actriz en un grupo de teatro y después dedicarse a la dramaturgia. Incluso llegó a escribir un par de obras en su adolescencia (nunca estrenadas). Pero en el año 2001 conoce a su pareja, el escritor Ismael Grasa, que le presenta, entre otros a Félix Romeo, que le introduce en un mundo, el de esos escritores, esa cantera de escritores con los que Xordica, la editorial aragonesa que a principios de siglo edita una serie de narradores que revolucionan las letras de nuestra tierra: con los consagrados Ismael Grasa o Félix Romeo, Daniel Gascón o el mismo Rodolfo Notivol, del que hablaremos más adelante, que estaba ya corrigiendo el que sería su primer libro, Autos de Choque. Otro nombre a seguir, La novia parapente, el primer libro de Cristina Grande, que supuso un enorme éxito en las letras españolas.

Eva escribe, conoce a escritores, y comienza a mostrar sus textos. El primer texto que Eva Puyó escribió, Baldas, es también el relato con el que comienza el libro. Como es habitual en estos casos el texto pasó por las manos y las lecturas de distintos amigos que le animaron a continuar tirando de aquel hilo. El relato Baldas apareció en la revista Rolde como adelanto del libro en su momento.
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En una de esas curiosas uniones entre vida y literatura, Eva Puyó iba construyendo una relación distinta, dando forma a una manera de ver a su familia, a su hogar, a sus padres mientras iba escribiendo aquellos cuentos. Ropa Tendida es un libro que relata el paso de la adolescencia a la edad adulta y la aceptación de dónde viene uno antes de emprender un camino propio.

¿Quién es el protagonista del libro? ¿Es el autor, la autora en este caso? ¿hay un porcentaje de ella y de los personajes de la familia en Ropa Tendida? A Eva Puyó no le gusta el término de autoficción. Ropa tendida, los relatos que lo conforman es un libro de ficción que se basa en experiencias propias. Toma de su entorno ciertas cuestiones que le parecen sugerentes desde el punto de vista literario: ¿Por qué inventar que el padre de la protagonista tuviera un oficio distinto al del padre de Eva, cuando el suyo era “artesano del bronce” servía para hablar de las aspiraciones de la clase media y de los afectos?. Por supuesto también hay cambios...en Baldas como nos cuenta Eva, la que en realidad le acompaña a comprarlas es su madre.

Un proceso en el que uno no sabe muy bien a dónde conduce pero que al redactar el texto de Paraíso ella supo que sería el final del libro.

El proceso natural sería mostrarla a Chusé Raúl Usón, editor de Xordica.


¿Qué es Ropa tendida? ¿Una novela con capítulos sueltos? ¿Un libro de relatos con personajes que aparecen y desaparecen? Personajes con coherencia existencial, distintas caras, distintos universos,...rompecabezas donde las piezas encajan pero las esquinas están blandas y Eva Puyó les da forma para que encajen.

Eva Puyó nos contesta: no me preocupa. Cada uno lo puede ver como prefiera. Cuando acabé el primer relato escribí otro con los mismos personajes. Y así fui avanzando. En realidad más que un rompecabezas es un álbum de fotos desordenadas, no están todas las piezas, no están todas las fotos.

También es importante el humor. Para mí es fundamental también el humor: los personajes del libro acaban riéndose un poco de sí mismos.

Cuando existe la cercanía entre el autor y los personajes suele ocurrir el fenómeno que yo llamo “La búsqueda”, es decir, familiares y amigos que se buscan en el libro y que se suelen enfadar por no salir o por salir poco o por salir, Ropa Tendida también conoce ese fenómeno: “Mi padre no me hizo ningún comentario sobre el libro después de leerlo pero me mostró su enfado los primeros días porque creyó verse reflejado en el padre de la protagonista. Era una persona vanidosa y un tiempo después supe que se sentía orgulloso de que mi libro estuviera en la mesa de novedades de El Corte Inglés del paseo de la Independencia. Mi pareja Ismael Grasa me dice a menudo que normalmente la gente se enfada porque sale poco en un libro y no por lo contrario.”
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La presentación y las entrevistas: Uno revisa los libros que publica Xordica aquellos años: A los hombres de buena voluntad de Sergio Algora, 300 días al sol de Ismael Grasa, Tres de Aloma Rodríguez...una buena cosecha de literatura aragonesa, con sus diferencias, pero también con muchos nexos de unión emocionales y sentimentales. Pero si uno busca una manera de entender la literatura de manera parecida a la de Eva Puyó en nuestra tierra, ese es Rodolfo Notivol. Su libro Autos de choque, su manera de entender la familia y su ciudad, la familia de origen humilde, luego con Vaciar los armarios...es curioso que además el 1 de diciembre de 2007 se presenta el libro en la desaparecida librería Portadores de sueños (qué pena da decir/escribir esto): Efectivamente, Autos de choque es una historia de iniciación en un barrio de la periferia de Zaragoza, aunque con un protagonista masculino y de edad algo inferior al personaje de mi libro. Rodolfo es muy buen lector y presentador. Cuando terminé Ropa tendida no me cabía duda de que él tenía que ser uno de los presentadores. (se puede ver la presentación por internet del acto) que cuenta también con la fotógrafa Pippi Tetley: Quise contar con Pippi Tetley porque me interesaba mucho su lectura. Ella es neozelandesa y en ese momento escribía pequeñas entradas en un blog sobre su llegada a España y el proceso de adaptación. Una adolescente se siente a veces un poco extranjera (¡e incluso extraterrestre!) en su familia.
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La portada, por cierto, es también una fotografía de Miriam Reyes, la poetisa, que se encargará posteriormente de la portada de Vaciar los armarios de Rodolfo Notivol, para cerrar todavía más el círculo.
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Con Aloma Rodríguez, que publica su primer libro, París Tres, aparece a la vez en la editorial y realizan una gira de presentación conjunta. 
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Posteriormente: Un libro que perdura en el tiempo. La reedición.





Ropa Tendida es un libro que perdura con el tiempo. Es habitual ver a Eva en clubes de lectura, en encuentros con lectores, por la vigencia de un libro como este. Tiene algo de atemporal, que ha filtrado en el público, parte de su experiencia emocional plasmada en el mismo: “El tema de irse de casa, establecer a partir de allí una nueva relación con nuestros padres, reencontrarse con los primeros amores, encontrar tu voz, tu camino. En esa búsqueda se llega de manera paradójica al origen, a la aceptación de dónde venimos.
Además existe una reedición del año 2014: El libro se había agotado y Raúl decidió reeditarlo. Me daba un poco de miedo releerlo porque temía que no me reconociese en la voz de la narradora. Me alegró comprobar que había envejecido bien a mis ojos. Hice pequeños cambios en frases que no me sonaban bien pero consideré que el libro debía mantenerse en esencia siendo el mismo.


Un libro que es una road movie sentimental. Se plasma también en la anécdota del aprendizaje accidentado de la protagonista que aprende a conducir. El final de la novela, el final de la sección, cerramos esta temporada, es con la protagonista mirando a través del espejo retrovisor a sus padres y llevando entre sus manos el volante, las riendas de su vida. Un libro, Ropa tendida, que es un libro que es una ofrenda a una familia normal, a la familia que supera sus baches y que sale adelante, que permite a sus vástagos sean capaces desarrollarse del todo su potencial, simplemente desde el apoyo silencioso y no desgastar con miedos inoculados a sus hijos: Esa manera de ver la vida, abuelos humildes, en mi caso padres maestros, yo profesor de instituto y espero que mi hijo pueda todavía ser mejor o por lo menos igual de feliz, una idea básica, el trabajo, el esfuerzo...

Como dice Eva: Siempre digo que escribí Ropa tendida desde el amor a mi familia. No lo hubiera escrito nunca como un ajuste de cuentas.


Es curioso que en el año 2010 el escritor Óscar Esquivias pedía en una columna que los reyes magos le trajeran de regalo un nuevo libro mío. Han pasado nueve años. Está claro que Eva Puyó tiene una legión de seguidores entre los que yo me encuentro. Pero es una escritora lenta, como ella dice, no profesional y después de Ropa Tendida publicó varios relatos en antologías y revistas como letras libres, fue responsable de los bellísimos recopilaciones de cuentos y artículos de Félix Romeo que aparecieron al fallece este. Eva ha sido madre, se ha mudado de casa (así que no busquen las referencias que salen en Ropa tendida). Pero ella misma reconoce que no tiene excusa para tardar tanto tiempo en dar un nuevo libro. Nos adelanta que está corrigiendo una historia, en este caso de no ficción, que parte de la muerte de su padre. Espera terminarla este año y dársela a su editor, así que quién sabe...
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Mientras tanto, nos recomienda algunos libros que para nuestros oyentes, si no pueden seguir esperando más tiempo un nuevo libro de Eva Puyó, les sirva como espera: La casa en Mango Street de Sandra Cisneros (una estructura parecida y en algunos relatos), también un libro editado por Xordica, Pequeñas historias de la calle Saint Nicolas, de Line Amselem. Cuenta Eva que cuando se conocieron parecía que se hubieran tratado toda la vida. La literatura como una manera de dialogar entre escritores. Y entre los últimos que ha leído y que sirven de recomendación: Apegos feroces y La mujer singular y la ciudad, ambos de Vivian Gornick, editados por Sexto Piso.

 Gracias a Lola, la bibliotecaria de Ateca que me ha conseguido alguno de los libros, este por ejemplo, para poderlos releer. Nos vemos el próximo mes.

martes, 20 de noviembre de 2018

La noche del becerro de Gabriel Sopeña: Un viaje en el tiempo

Gracias a Gabriel y Antón por ayudarme en el camino.


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La noche del Becerro de Gabriel Sopeña


Gabriel Sopeña ya era doctor en historia, había grabado un puñado de discos y sus primeros poemas habían aparecido en la revista Andalán. Pero La noche del becerro es su primer libro de poemas, llegamos a mitad de los noventa con un libro clave, un libro que es majestuoso. La primera edición aparece en el año 1995. Gabriel Sopeña le pide a Javier Losilla, uno de los grandes periodistas de la época que escriba en la contraportada. Losilla habla de palabras rabiosas, de oraciones y de plegarias. Veamos pues si tenía razón:

La vida de Gabriel Sopeña en el momento de publicar el libro: “Había abandonado la docencia, ya no me incorporaría hasta el año 2000. Solo me dedicaba a la música. El Frente estaba vivo aún. Hacíamos conciertos, vivía en Barcelona (la Gran Barcelona, universal y cosmopolita, no la de hoy), en Latinoamérica, en los Estados Unidos, en escribir con y junto a Mauricio, pero es verdad que el Frente me comenzaba a pesar como proyecto, porque mi visión era ya muy amplia.”

En aquella época dirigía la editorial Olifante Antón Castro y no es casualidad encontrar en las anteriores entregas de la colección libros como Seré breve y parecerá que no te amo de Magdalena Lasala (a la que une una relación muy especial con Gabriel Sopeña que quizá no mucha gente conoce, sensibilidad compartida y una poesía con muchos puntos en común, además de una admiración mutua), En la noche más transparente de José Luis Rodríguez García (admirado por Sopeña y autor de la letra de Cass que popularizaron los Mas Birras), Abisal Cáncer de Miguel Labordeta (sobre cuya obra Gabriel trabajaría años más tarde) y tras la edición aparecen libros de Ángel Guinda y Manuel Estevan y también de Jesús Jiménez y Sergio Algora. Resulta curioso repasar la salida de esos libros cronológicamente y cómo marcan un proceso de cambio en nuestra poesía aragonesa.

Hablamos con Antón Castro: “Recuerdo que era el primer libro de Gabriel y que lo trabajó mucho, estaba muy ilusionado. Le dimos muchas vueltas a la edición, una experiencia muy bella para los dos, se creó una gran complicidad. Hacía y hace una lírica llena de sensualidad, de refinamiento y de ecos culturalistas, con extravíos hacia el misticismo, la antigüedad, el amor y los viajes. Ya entonces le interesaba mucho introducir en su lírica ecos árabes, el poso de la historia de las religiones y la arqueología. Ya entonces estaba fascinado con la obra de Luis Alberto de Cuenca, especialmente 'La caja de plata', creo recordar.”
Cantores (El frente)

El libro: Las palabras y las canciones

Algunas pistas solo para entendidos: el subtítulo del libro Poemas y canciones de viaje y carretera (1990-1994) lo emparentan claramente con los dos discos que ha publicado a principios de los noventa con su proyecto El Frente: Otro lugar bajo el sol y Barcos. Sobre todo con el primero, en el que la huella de Jack Kerouac y la revisión del Eclesiastés, de la Biblia, casi concebido como un libro de carretera y amor alimenta sus poemas. Pero en Aragón teníamos el desierto de Monegros. También sin duda en poemas como El libro de las palomas que se abre con una cita del Cantar de los Cantares ese libro de la Biblia que siempre resulta chocante por su sensualidad nada contenida.

Como nos cuenta el mismo Gabriel: La clave son las canciones. Muchas se perdieron en el camino; pero otras tomaron forma en la carretera. No hay compendio. Los poemas están escritos de intento. Las canciones, no_: se iban demorando, corregía y recorregía... Faltan muchas

Guardé tu prenda con referencias Marruecos, el Magreb que había alimentado las palabras de William Borruoghts o Paul Bowles...incluso ecos de la banda Proscritos (José Lapuente, letrista y poeta, tiene una relación intensa con Gabriel en aquella época) y su Viajar. La Menorca que remite al Mediterráneo idealizado de Robert Graves o la isla de Hydra donde huía Leonard Cohen, la cultura clásica en No hay luciérnagas en Grecia. Hay arrebatos de experimentalidad casi heredada del Alberti de Sobre los ángeles/Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos en Intento frustadísimo en favor de Cecil B. De Mille , la herencia de Cohen se hace presente en la maravillosa Versos de Bourbon o en canción imposible. Hay culturalismo, sensualidad, miniaturas y salmodias, hay amor fraternal, reflexiones y salvajismo.


Algunos de los poemas que aparecen en el libro terminarán convertidos en canción como Lisboa (que había aparecido en la voz de Loquillo en el primer disco de poetas, La vida por delante) o Nunca he despertado junto a ti que sería parte de un disco maldito, Mil kilómetros de sueños, editado en el año 1998 por la discográfica PICAP. También hay algunas más, como nos cuenta Gabriel: “Te he marcado las canciones que tenían música en origen en rojo. Te adjunto maquetas (ojo: inéditas totalmente: las tienes tú ahora, y sólo tú. Alguna en directo –Dame una noche, con Mauricio a la segunda voz y yo a la guitarra y la voz; Me llamaste amante, en la desaparecida La Ruelle, en 1994-, otras en un hotel (Bandera Blanca), otras en directo en el estudio, a deshoras... Esa es Versos de Bourbón, que interpreté al piano que no la tengo en este ordenador). Sombras en la luz no está maquetada. Nunca la toqué. La compuse con un sitar.


La salida, las reseñas, el impacto

El libro contiene una fotografía de Gabriel Sopeña, un rockero joven, un poeta, recuerda aquella sesión tanto Gabriel como Antón: “Recuerdo con mucho cariño que quedamos a hacer una foto con Rogelio Allepuz, jefe de fotografía de 'El Periódico de Aragón', y pasamos un rato de muchas risas. Rogelio, que es rapidísimo, disparó casi antes de que se diera cuenta. Gabriel, como en el chiste, "Ya está, Rogelio, mira qué no soy fácil de retratar".

Gran respuesta de crítica y público, el ABC de José María Barrera se hace eco, recuerda también Gabriel y Antón: “Recuerdo también que yo iba a buscar las pruebas en Cometa, en la carretera de Castellón. allí tenían un maquinista, Antonio, que cuidaba mucho las ediciones. Bueno, él y todo el equipo. Recuerdo que fue uno de los libros de los que estuve muy pendiente y tuvo bastante eco, entre los críticos y entre la gente de la música. alguien escribió: "La elegante voz poética de Gabriel Sopeña".

Y Sopeña: La presentación, que yo recuerde, me la hicieron Trinidad y Antón. En la Biblioteca de Aragón y canté después con Mauricio. Y la crítica fue, a mi juicio, excesivamente generosa con el libro. Hice presentación también en Barcelona (yo, prácticamente vivía allí. Al menos cuatro días por semana). También hubo buenas críticas; pero no sé si las conservo... Le preguntaré a Magda Bonet y Alberto Manzano, que a lo mejor las conservan”.
La razón de La Noche del Becerro como canon y salto cualitativo:

Sopeña pues es un enlace generacional, es una generación en sí mismo, en realidad. Une a Magdalena Lasala con Sergio Algora, la poesía y el rock, lo culto y universitario con la armónica y la toxicidad de la noche.

Pero lo que hace a este libro canónico para la poesía aragonesa es su valentía, su mezcla de colores y aromas, Gabriel Sopeña mezcla la tradición que viene de Julio Antonio Gómez y, más cerca, de José Luis Rodríguez García, con la poesía beat (quizá lo más evidente desde fuera), pero también con elementos de oriente y retazos anglosajones. Gabriel Sopeña se encuentra en la encrucijada de su vida, ha apostado por el rock y el rock no le ha sido venturoso, así que vuelve a lo básico, a la palabra y a la construcción como amanuense de unos versos que son memoria y también guía para un lector que se acerca a ellos con curiosidad y emoción.