Periferias 13.0 y edición 2012...toda
la numerología es un germen problemático de intoxicación mental.
Conducimos de noche...he tostado en un cd-r el Bicaberut! De los Will
Spector y los Fatus y para completar añado el Carapolla EP. Por
comparar, más que nada. El estribillo perfecto de Baila! frente a la
versión maquetera de Mother&Father follan (siempre más Cramps
que remix). Aparcamos y esperamos la llegada nocturna del Padre
Aquilué con la mercancía emocional. Vienen de ver a los Tiki
Phamtoms y visten de invierno (cada día me parezco más a mi padre,
en el andar y en en el hablar). No hay gente saliendo de la gruta, no
hay nadie saliendo de la gruta. Utilizo el GPS del móvil para llegar
hasta la Plaza de Toros y le cuento a Ana que hace mil años estuve
viendo a Víctor Coyote y entrevistado al Aviador Dro en ese mismo
escenario. Yo llevaba una corbata azul y una camisa blanca. Y
coleccionaba cromos. En la plaza el calor aligera el alma. La
salvación como un proceso adibático que comienza en el funk groove
de Cerdo Agridulce, mimetiza la monotonía en el espectáculo
repetitivo de Bigott y da juego con los Hillbilly Mongows. Antes de
hablar del mongolismo ilustrado diré que Justo Bagüeste es un sabio
que no se esconde, pide el balón sin miedo para hacer una pared
arriesgada, que Antonio Romeo trabaja el merchandising del absurdo
como un malabarista postmoderno y que siguen estando los mismos del
mismo lado: Julio A. Cuenca, Pecker, Pedro Vizcaíno....Javier
Losilla (mito para algunos, se llevó un LP de los Fatus, sé que
disfrutó con la versión de la Nieve ardía)
Juanjo Javierre y yo hablando de sus
bandas paralelas en los ochenta (hubo quien se quejó de que el
cantante de los Mestizos estuviera tomándose un café a ciertas
horas de la noche, no por problemas de sueño, más bien de afición
a los destilados), del sonido Washington y de los primeros años.
Javierre sigue bailando, aunque sea en silencio. Los Hillbilly
Mongows empezaron instrumentales (Socarracristos Theme) y siguieron
modernos y modernas, chascarrillo de principios de siglo incluido.
Take me out y Hank Williams para terror de los talibanes de la música
americana (pocos, pocos, pero algun había). Como un baile de fin de
curso en un high school, con toda la mala baba del que mastica
briznas de hierba, atacaron a los Kiss, a los Bee Gees, a los Doors
casi en la frontera de José Feliciano. Son tan buenos y tocan tan
bien que cuando quieres meterte en la broma te quedas colgado de un
ukelele o de un solo de acústica de Montañés. Aristocracia
renegada, echamos en falta a Jorge Reverendo, último fraile de la
religión de la mandolina, quebrado en una pelea de taberna (a la
espera de historia mejor), pero el resto lo hacen realmente bien. No
se me ocurre nada mejor para un festival de Nueva comedia. Los
chistes antiguos, el repertorio de toda la vida es lo que mejor
funciona.
Llevábamos narices de payaso para no
tener que reírnos: aparecieron los Fatus con teclados
descacharrados, sujetadores de mojitos, guitarras muy eléctricas y
demás parafernalia náutica. Guillermo Bruno (el mejor poeta
aragonés desde Ángel Guinda), sudó la camiseta, masticando cada
palabra en un éxtasis perfecto de madrugada. Charly Aquilué,
caracterizado como técnico de sonido en una producción de John
Holmes, pulsaba con pasión inusitada cada cuerda de naylon en una
segregación constante de lucidez...y qué decir de Eugenio, con voz
de barítono, más Popeye que Bez...a pesar de un sonido mejorable
nos hicieron bailar con ganas, auténticos habitantes de la cueva
profunda, sin aditamentos electrónicos, solo actitud y más actitud,
hits y más hits. ¿Qué decir? Will Spector y los Fatus han saltado
al lado correcto de la genialidad.
Eran las cuatro de la mañana. Coso
arriba y coso abajo. Había perdido papeles y vinilos, pero llevaba
bufanda. Tenía estampado en la retina un litro de ginebra con
tónica. Valor de mercado: Menos de diez euros. ¿Quieres que te
cuente un chiste?
Buenos días, buenas tardes.
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