viernes, 23 de octubre de 2015

Ayer soñé que tú me amabas: Crónica de Low en Las Armas (22 de octubre de 2015)

Hay momentos para la liturgia, hay momentos para dejarse golpear. Compré la grabación en una página web de tamaño universal. No sé entender el formato como algo más allá del acetato. Blanco y esquemático, la vegatación afónica. Ones and Sixes. Era el final de una semana compleja. Seguimos acumulando momentos sentados en un autobús, con un viejo discman y grabaciones de Morrissey. Era el final de una semana y Mike Noga, sobrado de porte y elegancia, era un australiano soñando con el final de America y la resurrección de JFK. Aperitivo tinto y con cuerpo. Después Low nos recordaron que son parte del canon. What part of me, ¿Qué parte de mí prefieres? Hay callejones oscuros y esquinas para los perdidos. Hay color negro y luces sobre un escenario. Hay formato trío y hay guitarra, percusión, bajo y teclados. Está el fantasma de Mo Tucker y esa manera de golpear los parches, con la vibración perfecta. Aún tiembla el violín cuando ve su cuerda abandonada. Low en Las Armas. Low esperando el frío del público. El público pulcro en su silencio. Alan y Mimi enterrando las larvas del recuerdo en nuestras almas. No comprende suena como una cuchilla, perfectamente templada, afeitando la mandíbula de un ángel abocado a la resaca. Low son la caja de arena donde los nonatos juegan, son, como la canción, una congregación que siempre espera la llegada del ídolo caído. Rítmica como la chispa pop de No end. Low ha grabado un disco, One and Sixes, donde las programación es un color más en la paleta, pero en Las Armas todo fue orgánico, Into you sonó con una perfidia acuática que recordó a Cocteau Twins y Steve Garrington, en su faceta de multiinstrumentista, supuso una compensación, un sostén magnífico para la pareja protagonista. The innocents es la banda sonora perfecta para una carretera que se abre en mitad de la noche, junto al río. La única identidad del eco llega en el momento que se apaga.


En Las Armas hubo músicos (entre el público Javier Almazán, Copiloto, Javier Tafalla, Rodrigo Falcones, Curri de Silent, Hugo de Big City, entre otros...), el ilustrador Álvaro Ortiz Albero o escritores como Rodolfo Notivol. Rodolfo me habló de Duluth, en Minesota. Me habló de la nieve que cubre el recuerdo de Fargo y yo recordé a Gore Vidal. Y la postmodernidad. Llegué a casa, el termostato ya no estaba encendido. Ajusté el despertador. Esperé.



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