Dices penúltima y se atraviesan las
sílabas en la garganta. Ninguna banda en Aragón ha tenido semejante
cantidad de canciones hermosas y tanto humor y actitud e historia
como Niños del Brasil. Niños del Brasil anoche fueron cien
gargantas entregadas, tres generaciones que han construido sus sueños
usando las canciones de Niños del Brasil como banda sonora.
Sobre el escenario Antonio Estación,
gafas oscuras, mito absoluto de una ciudad sumergida que solo
habitará en los recuerdos, Nacho Serrano, reivindicándose como
productor, compositor y músico, renovando los arreglos de los temas
clásicos, dándoles esa mezcla de electrónica alemana y pálpito
orgánico, Ivanjoe, perfecto a las seis cuerdas, aportando ese toque
de música disco perdida en el cruce de las décadas...y claro, Santi
Rex, crooner arrebatado por las lijas del desierto, con el efluvio
del genio de la lámpara, siempre dispuesto a conceder nuestros más
bajos deseos.
Empezaron con el Mundo de la
Imperfección, arrebato vampírico que se prolongó con Recuérdame
(todavía fresca aquella maravillosa versión que hicieron Volador),
Ni por viejo se atrapa al demonio del pasado, no hay pantano
suficiente para escapar. Una vez Santi Rex me habló de la belleza,
me habló de las Calles de Teruel, Mentiras era una canción que me
tatué mil veces en una cinta de casette que me pasó Luis Díez (que
anoche estaba en primera fila), volvimos al momento presente, con
Estrella Fugaz y la versión de X, una delicada composición que dio
fuste a Geminis, el último LP de Niños del Brasil. Pocas veces un
LP de regreso tuvo tantas canciones buenas, como Delirios es la
última gran canción que han escrito los Niños del Brasil, clásico
subterráneo imprescindible. Del último al primero para atacar Amor
y espinas y Tu Futuro. Para Las Curvas del Placer el único invitado
de la noche, Clara Téllez, sensual hasta doler, sin boas, solo labios
y actitud. Con Santi Rex arrastrando la voz, el público hizo suya
una vez más Sed de Venganza para llegar a un final acelerado,
bravo...con los ojos encendidos: Viernes, Al Oeste y Party Party. Me
acuerdo de Sergio Algora diciéndome: Uno de los mejores momentos de
mi vida fue escuchar la maqueta de Party Party en la KWM.
Un sonido maravilloso, que permitía
captar todos los matices instrumentales y la voz de Santi Rex en
primer plano y un lugar, El Poeta Eléctrico que siempre cuida los
detalles. Zaragoza, enmudecida, en un pub, en el club privado de los
fervientes. Cuando todo termine solo quedarán los recuerdos y
ninguna de las ginebras que bebamos a escondidas nos dejarán
limpiarlos.
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