Bronski publica disco con JUNK RECORDS. ¿Eso significa distribución nacional? Sí, sí, más o menos. Más más que menos. La portada y todo el libreto están escritos a mano por Luis Díez. Luis Díez no hace canciones pero se deja impregnar por ellas. Empiezan con los latidos de un corazón y unos scratches. Suavemente tiran hacia Detrás (empiezan por el final o el final es el principio), las acústicas y otro ritmo de corazón distinto. Es un disco con muchos corazones. Unos crudos y otros más elaborados –cada uno se pide la carne como quiere-, en una decisión correcta, Bronski sabe que puede acumular capas y capas de pétalos sintéticos y guitarras noise y las canciones sólo serán canciones, así que en el siguiente capítulo sólo hay un Korg y una guitarra seguirá siendo hermoso.
Temas construidos a base de juguetes y emuladores del sonido de los días nublados. Miriam canta como siempre, subiendo un peldaño más y otro con sus letras y sus títulos. Jordi guitarrea con gusto y demuestra su habilidad como multiinstrumentista. Javi se sube las gafas, fuma en pipa y no le cuenta a nadie de dónde saca los samplers.
Es listo este Javi.
Digan Cocteau Twins, Nouvelle Vague con temas propios, el sonido ligeramente ácido de los clásicos de siempre –ramalazos grunge, escondidos pero presentes- y el hipnótico desarrollo cinematográfico de Baladamenti. Si digo que la Lentitud es como los Sueños y que Organ es como el mordisco de una tarde de Otoño en una habitación de la sagrada zeta todos diréis: un buen álbum. Ni más ni menos. Bronski en estado puro.
Me decía el otro día El Maquinista – primo del Hermano Sebastián- que lo que más le gusta de Bronski es que la voz de Miriam se la cree. Una razón estupenda. Y yo que he podido escuchar los temas que vienen nuevos me creo también sus palabras – las de Miriam, me refiero-. Retrocedo en el tiempo, asesino al Eternauta, busco al mejor rapsoda, no lo encuentro, me despido.
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