Nubosidad Variable no aparecieron el pasado viernes en el Páramo. Trece años de aniversario del bar más rockero de Zaragota y diez años esperando al Hermano Sebastián. Finalmente, se hizo rogar, pero apareció, con un humo negro bajo la túnica, extendió un pergamino y leyó: Por qué no estabas junto a mí el día que las pirámides cayeron, dime por qué, tenía preparado el tiro libre definitivo, me había lavado la cabeza para la ocasión, es una buena manera de empezar, lanza los dados y verás que nunca pueden sumar trece. Todos dentro de la marmita, bebiendo zumo de amapola, hasta que me digas si conociste algún ogro bueno en el 36. Sintoniza la televisión, marxista-leninista, pedazos rotos de guitarras para dar de comer al monstruo. Siempre creí que si teníamos una mascota -un cuervo, un humilde canario- ya no tendría que reponer nuestro amor en las estanterías de la vida, ¿vuelas bajo, verdad? si no te elevas no podrás ver los colores del camaleón mientras muda de zapatillas. Las cosas buenas son mentira, aunque tu madre no te lo dijera. Sigues rezando antes de ir a la cama, si todo el mundo está callado alguien te escuchará, es una cuestión de física elemental. Nos sentamos alrededor del banquete chino para arreglar nuestras manos. El emperador abrió el Coliseo -tiene la pereza impresa en el carnet de mago- e invitó a todos a champán –faltaría más, yo mismo le dejé el radiocassette para que lo grabara-, tío, estás son las cosas que me gustan. Conocer la ira es conocer la fe, entender nuestros miedos como mordiscos, encontrar una canción en un charco no es un crimen resuelto. El silencio y la sangre no son temas de los que hablar. Yo busco chicas que coman de rodillas en las estaciones, se planea una guerra mundial para el próximo fin de semana, por eso hay tantos ángeles tratando de obtener un billete de última hora en el aeropuerto. Mientras tanto, mientras vuelvo a ser el tipo que amabas, mejor nos quedamos en la cama, tengo que contarte cómo voy a ser de mayor, cómo seré la capital del mejor de tus países, cómo nuestros hijos encontrarán la manera de ver el final de la película. Aquí hay futuro para todos, aunque no quieras volver a extrañar el rastro que los hippies dejan en las aceras, te la seguirán pidiendo en cada concierto, recorrimos caminos paralelos para encontrarnos en el infinito, eso es lo que escribiré en mi carta de despedida, en Julio, por elegir un mes, nos vemos, sintetizadores mediante. Espero que pronto. Muchas gracias por todo, Nubosos.
Total, que los Nubosos estaban dando vueltas por ahí, muertos de la risa, al final subieron y tocaron un concierto estupendo. Si te lo perdiste porque estabas viendo a Bipolar es tu decisión, si te lo perdiste porque no sabías que tocaban, ése, está claro, es tu problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario