Recuerdo la mala experiencia de Alex Estige unos meses atrás en este mismo garito y lo recuerdo con más fuerza todavía después de ver el concierto de los Vibrants en the Cavern... hay sitios donde directamente no habría que hacer conciertos ni acústicos ni eléctricos ni electroclash con botes de colón. El Brit, mientras no se compren un equipo mínimo -no digno, ni grande, ni caro, algo... una mesa, algún altavoz...- no tendría que organizar conciertos, no sólo porque cuando los grupos lo tienen que llevar pierden tiempo, se agotan y salen a tocar nerviosos cuando no cabreados, si no porque es un poco engañifa ofrecer un lugar para tocar que se parece tanto a una sala de conciertos como el salón de mi casa.
Y después de lo anterior, simple aviso a navegantes, y superados los problemas técnicos, el concierto. Estuvieron bastante, bastante bien los chicos de Mister Hyde. Son jóvenes pero tienen actitud, canciones y respeto por lo que había antes y de lo que se puede aprender. Han tocado mucho estos meses, han presentado un disco, Vulnerable, que contiene canciones estupendas: el pedazo de single, He cometido un error, Dos estrellas o Adicción... que sonaron compactas y con una serie de pequeños arreglos nuevos que le daban un toque elegante, permitiéndoles en muchos casos escapar de la producción excesivamente plana que lastraba el vinilo. Me pareció especialmente deliciosa Vulnerable, donde Alejandro Elías cambió ligeramente la letra, dándole un toque muy en la onda de Zeta, Cetísima. Ok, man, esa es la actitud. Como los tres pedazos de versiones que fueron intercalando entre sus propios temas: hicieron Promesas de las Novias, sólo la parte tranquila – a Santi Rex, exquisito seguidor del grupo de Oskar, Toño y cía, le pareció una recreación muy buena y personal.- también Under the Milky way Tonight de The Church que tenía un punto de canto a la luna asesina muy del reverso oscuro de los ochenta. Y cerraron con Mar Adentro de Héroes del Silencio. Con dos narices. Como ver a Días de Vinos y Rosas haciendo Rebel Rebel de David Bowie. Mucha suerte, chicos... os estaré vigilando.
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