El pasado sábado pudimos recuperar la celebración que el cierre de la sala Oasis nos había arrebatado unas semanas antes. Dosis abundantes de rockandroll (y folk, funk o afterpunk...) en la Casa del Loco gracias a distintas formaciones cercanas al Páramo, uno de los pocos bares de Zaragoza donde aún se respira rock entre el humo cada noche del año, posiblemente el único garito donde la poesía y las guitarras eléctricas pueden convivir con toda la naturalidad del mundo y, claro, algunos de sus hijos bastardos estábamos el sábado frente al escenario de la sala.
Empezaron Sola, con JJGracia en guitarra acústica (uno de los responsables del Páramo, guitarra de la mítica formación Dos Lunas y enamorado de las mezclas más bizarras entre rock y lírica), el Sr. Mata en Contrabajo -del grande, sí, nada de guitarra baja-, Laurent Castagnet en batería (miembro de Especialistas, los Trogloditas, Fantasma#3 y cientos de bandas más) y Silvia Sola en voz y guitarra. Sola se basa en sonoridades acústicas, con influencias que recorren sin pudor el folk anglosajón en su vertiente más amplia (desde Oxford a Nueva Orleáns), con textos en inglés -con toda la veracidad del mundo- que nos remiten a grandes divas como Janis Joplin, Marie Gauthier, Bettie Lavette o Isobel Campbell. Y es que es imposible dejar pasar de largo la presencia escénica con la que Silvia es capaz de devorar a la concurrencia a base de arpegios mínimos y voz susurrante. Hicieron un tema precioso basado en un poema de Leonard Cohen y terminaron con dos versiones de Dylan, la última de ellas con una sorpresa añadida, apareció en el escenario Jose Lapuente (vocalista de Dos Lunas y Proscritos) para interpretar junto a Silvia Mozambique, una canción del Desire del vagabundo del Dharma. El tema es muy potente, pero fue un lujo volver a ver a Jose Lapuente delante de un micrófono -hacía ya mucho tiempo- y esperemos que se repita.
Después de Sola le tocaba el turno al Factor Humano. Tenía muchas ganas de ver a Big Boy George con toda la banda respaldándole. Lo descubrí -cómo no- una noche en el Páramo, recomendado por JJGracia, cuando me contó que el batería de Jah´sta era un talento como intérprete. Aquella noche me fascinaron las versiones de Marvin Gaye, Roy Orbison o el Ain´t no sunshine de Al Green sólo a guitarra y voz. Cuando lo vi aparecer con trío de metales más formación de rock esperaba lo mejor. Una pequeña decepción. Empezaron muy funk, casi bordeando el disco, con el wahwah hirviendo cada uno de los acordes, pero poco a poco todo se fue diluyendo entre revisiones reggeae casi ochenteras y repeticiones de los mismos esquemas, mucho pedal, muy orgánico todo. La voz se iba perdiendo, fragmentada por los movimientos del vocalista y no había manera de enterarse de qué estaba cantando. Lo mejor, la versión jamaicanizada de I Shall be released de, sí de nuevo, Dylan. Pero hay muchas posibilidades.
Y para terminar, lo que muchos habíamos ido a ver, El Hombre Lento en formato eléctrico y en escenario grande. Hasta ahora El Hombre Lento ha sido un secreto conocido por unos pocos, sus apariciones fantasmales en fines de semana extraños, casi siempre en su propio territorio, sin demasiadas concesiones. El Hombre Lento son Chiqui Lento en voz, acústica y letras, JJGracia en guitarra eléctrica y coros, Sr.Mata en bajo eléctrico y coros y Carlos Gracia a la batería y hacen rock, un rock que corta el aire y lo desmembra. Las canciones de El Hombre Lento son cuchillas que beben de los boleros de Demonios tus ojos, las canciones más Barry Gifford de Johny Cash, la energía epiléptica de la Velvet Underground que hizo temblar a Ian Curtis y la lírica que une a los Amaya con Manuel Vilas. Y todos, además, escuchan a Tom Waits, claro. Las letras de El Hombre Lento son profundas, incisivas, elementales y alucinadas, son picotazos en el imaginario abrasado de cientos de generaciones de oyentes del rock. No he visto una banda tan prometedora en un escenario aragonés nunca, sonido y canciones, letras y actitud, visceralidad e intelectualidad. Pablo Picasso me gustan tus dibujos, Aeroplano africano, La muerte europea de El Hombre Lento. Impresionantes.
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