viernes, 5 de julio de 2019

El futuro era esto de Facundo (autoeditado, 2019)


Este segundo LP de Facundo ha ganado en pegada, en producción, en trepidación. La base rítmica nos lleva a aquella épocas en la que pensábamos que ya no quedaban olas por venir y decidimos volver a bailar. ¿El mensaje es una cuestión de actitud? ¿O la actitud transmite el mensaje? Miles de amistosos monstruos de Lovecraft que se dibujan como fondo en una ciudad imposible, mezcla de distopía mediterránea y montaje fotográfico. El pop como píldora infalible, las guitarras pueden subir como en 400 000 excusas o llevarte a la lírica del asesinado nocturno en busca de su bala por toda la ciudad como en Blanco. Lo nuestro es para siempre tiene ese toque naif de Aerolineas Federales cuando Miguel Costas llevaba la gorra de capitán y Encadenados lleva cuchillos afilados con un punto lúbrico, una forma geométrica bizarra, con las esquina con restos de sangre fresca. Un momento de reposo con Funambulista, con la voz solista de Javier Tafalla nos devuelve a la imaginería de los Nubosidad Variable, aislados en su propia paranoia, donde el abismo es el vientre y la la ciudad el cielo prometido. El bajo Peter Hook con el que se construye Pluscuamperfecto te hiela la columna vertebral, una especie de terapia de choque de las Slits cuando salieron del pantano y decidieron volver a la pista de baile como Ladytron. Tsunami de amor hace perder un poco de fuelle al LP por lo repetitivo, con algún verso memorable (ese guiño a Copiloto de “Aún no han puesto las aceras”) pero volvemos con fuerza con Todo lo que odias, esa psicosis impredecible que hace del placer culpable las canciones de la Bien Querida y agotan las de la Rosenvinge en su trascendencia. No tengan miedo a escribir sobre ello, nadie le va a leer y todos los que se enfaden se les pasará en unos pocos minutos, justo los que cuesta que llegue La maleta luminosa, un De viaje planetero, un Yukón cuando estrenas bañador, los esquimales en pelotas, Nureyev, el Señor se ha enfadado y terminaremos en Tripodisón, donde se acumulan los recuerdos, de nuevo con Tafalla a la voz, cerrando a base de arpegios y con la mejor letra del disco, tan sugerente que duele. Buen cierre sin duda.

Un disco que maneja modas y ánimos, que juega con manuales usados pero no manoseados, que en producción e instrumentación la exquisitez es predominante, Facundo sigue subiendo categorías a base de buen gusto y paciencia. Disfruten.