sábado, 13 de marzo de 2021

Celebración del trance profano de Les conches velasques (Repetidor, 2021)

 

Les Conches Velasques presentan su segundo LP, “Celebración del trance profano”, una impactante sucesión de mañanas con sabor a pólvora y temblequera programada. Virus que anima el limbo donde el cante se reparte entre la voz de sangre de Pete Simonelli y el sitar de Gualberto. “Cosas de usar” es la repetición curso tras curso, mano tras mano de una edición de Cátedra que sobrevive al reciclaje en una planta de papel que intoxica de cal blanca el alma de los ángeles. Un califato de sonido acompasado para oídos preparados y que de palmas los huesos quedan descubiertos, como una cabalgata con un loco doctor que busca una tormenta donde conectar su gólem. La electricidad de “Fluorescencia” es fractal, se repite como capas de luciérnagas mutadas en una distopía olvidada en los libros de historia. El acorde repetido tiene algo de lamento, de laberinto sin asfaltar, donde el animal lleva los cuerpos de tauro remendados. La neurosis es afonía de niñas desangradas por el sporothrix que se enamoró de su corazón y avanzó por sus venas hasta llegar al lugar donde el sexo se mezcla con la melodía: es una “Emergencia” en el cielo cuesta distinguir el temblor de las visiones de la epilepsia del amor. Quiebra y quiebra de nylon al electrón somatiza la muerte. En el interior se condensan los versos y como versos fallidos gotean sobre los riñones. Nadie encuentra calma en el “Laurel”, resina y exceso de mar, como en una procesión pagana donde todo el mundo pregunta, clavándose agujas, ¿Qué es eso que reluce? En "W" hay algo de esa abstracción melódica de los primeros tiempos de El Hombre Burbuja, quebrado el tiempo de los valientes, la repetición de una grabadora: golpe de traste y el día como círculo del tiempo, el vaso como espejo de la sed...la obscena variedad de elementos de percusión que abrazan la voz convierten los temas en una dualidad onda-corpúsculo que deja los vinilos como arcillosos elementos del futuro frente a un Cubo de Leslie mientras uno imagina a Dewan Motihar sampleando la voz de Enrique Morente para fundirla con las manos. Lengua y vida, que la muerte es algo que solamente deja suciedad en el exceso y freno a los mares. "Mahmouna" es un viaje de piedra negra, desolado e inerte, de palmas que agrietan desiertos. El final con “Geografía”, nos llevas desde la Catania de Uzeda hasta una cierta deformación de granítico folklore aragonés, cuerdas de bajo y acordes al aire para ver cómo la nieve arde, tierra que de sangre sigue sedienta, como en una rabaleda del Tuerto de las Tenerías.




Hace décadas que nada me había impactado tanto. Desde Sr.Chinarro envasando óperas o la JR amamantando cadáveres de adictos a botellitas de anís, la absenta que destila Les conches velasques tiene parte de menta y parte de ajenjo, es una amalgama de rítmicas que piden paganismo al que reza y fe al que nunca ha rezado. La vida del que vive es una vida distinta. De lagartos que vienen por la noche a devorar a los hombres que no sueñan.