In Materia lleva años trabajando en
silencio, con mucho oficio y gusto, destilando un directo ecléctico
y exigente y entregando con cuentagotas distintas grabaciones. Por
fin, llega a nuestras manos su EP Navegando al cuadrado, cuatro temas
plenos, densos, cualitativamente definitorios de un sonidos propio.
La intensidad lírica se enhebra con
rabia en la electricidad. Hay una tensión rítmica que resbala por
la piel de toda la canción. Pequeños detalles, nimias guitarras que
alimentan la crudeza del voltaje convierten la miniatura temática de
El invitado en una sucesión de rítmica épica. Como un ángel
caída, como un Dios en desgracia. Fustigan las estructuras de la
canción para en un murmullo inverso y sin solución de continuidad
saltar hacia Despréndete de mí...¿Os acordáis cuando Peter
Gabriel buscaba intrusos en su casa? ¿Y cuando Victoria Mil todavía
tenía nombre de actriz? A mí me cuesta, pero a veces la memoria se
traslada a la médula y entonces las cosas son mucho más sencillas.
Metida en un cajón, con el alma de una nana perezosa, el beso de la
madre a un niño que trae fiebre, el deseo que no cauteriza. El final
delicioso con Rendición, provoca una empatía histórica que no creo
que nadie se haya atrevido a expresar nunca. Un tema que encuentra un
lugar privilegiado entre el imaginario colectivo de la ciudad de
Zaragoza, derrumbando prejuicios a base de rabia y tensión:
magnífico.
No busquen influencias de hace cuatro
días. In Materia estaba ya antes de que las bandas buscaran la nueva
pose en la intensidad. Cuidado y pulido, cada detalle construye y
remienda, da solidez. Un EP de cuidado tratamiento gráfico que ayuda
a consolidar esa clase media imprescindible en una escena que aspira
a ser seria en nuestra región. Bandas como In materia saben que no
hay límites para la expresión sonora y la fundamentación de los
textos y las voces. Bandas como In Materia son imprescindibles para
no caer en lo ramplón.
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